4 nov 2009

se puntúa el silencio

Necesito crearme la imperiosa necesidad de actuar

Este post se sale de la línea habitual de los post de este blog. No es un poema, no es una justificación de nada. No es exhibicionismo. Este post surge de la imperiosa necesidad de crearme la imperiosa necesidad de actuar. Para mí escribir es cada vez más actuar. Escribir es abrirme. Este es un post reflexivo escrito sobre la marcha, una terapia casera a compartir con gente cercana. Quiero equivocarme. Viendo el curso que toman los acontecimientos desde que existe este colectivo del cual formo parte con inmenso orgullo -y a modo de preliminar para lo que nos espera de aquí en adelante, ya sea en el Café Sonoro en forma de tertulia filosófico-terapéutica como en cualquier otro lugar- me veo en la grata obligación de lucubrar -con y/o sin fundamento (por aunar las dos acepciones que la rae hace de este verbo)- de lucubrar, decía, libremente sobre cosas que aún no sé lo que son porque no las he escrito. Uno no sabe qué es lo que va a escribir y ya está escribiendo. Puede que sólo se trate de un amable pulso a mi expresión, la creación de un espacio por el mero hecho de reafirmarme en el placer que siento al expresarme. No voy a arreglar nada. No hay nada que arreglar. No obstante sería interesante decir algo: y digo tecla. Dar en la tecla. Y doy en la tecla de mi corazón cuando afirmo sin miedo a equivocarme que con estas palabras no sólo he escrito un post sino que le he echado otra vez cremita a una de mis heridas. Y eso alivia.

Nieves tiene la foto que ha de acompañar este escrito. Ella sabe cuál es. La espero con paciencia y sin preocupación. Si es por mí seguiría escribiendo pero como dijo Nacho para el ejercicio del subproyecto de PUBV, 17 haikus borgianos: se puntúa el silencio.
Coño, y ahora que lo pienso, esto es parte de esa reflexión de mi propio haiku, un fleco recortado de haiku -es decir, un silencio con voz- que se verá reflejado en la transformación final.

Felipe Bollaín (link original)