respuesta: “Déjame ver qué ropa tiendes y te diré cómo es tu vida”
Suelo vestir de negro. Visto de negro, no sólo por fuera, también por dentro. Y esto último no es una metáfora parida por un alma en luto pues, aunque a veces funden en negro, mis pensamientos son de todos los colores. Ya podéis descartar, tras estos primeros renglones, que la presente sea la carta de una gótica que coquetea con la idea del suicidio:
Cuerda tensa.
Todo es negro.
30. Bragas. Mujer sola.
Porque yo sólo quiero hablaros de mi ropa interior o, más cursimente, “íntima” y ésta, como os iba insinuando, es también de ese color singular que es definido como “la ausencia de colores”, y es que todo es negro en mi armario. No tendría inconveniente en mostrárosla si se diera la ocasión, habida cuenta de esta antigua tendencia mía al exhibicionismo y, por qué no reconocerlo, a cierto fetichismo. De hecho, actualmente todas mis bragas están expuestas. Las decenas de vecinos con quienes comparto patio pueden verlas, secándose al sol. Siempre lavo estas piezas pequeñas separadas del resto de la ropa y con especial delicadeza. Las observo ahora, prendidas con pinzas de un plástico chillón en esa cuerda tensa que va y vuelve de una pared a la de enfrente, la una junto a la otra y así sucesivamente. Cuántas habrá… Podría haber treinta, sin ser exagerada. Tantas como los días que me dieron de plazo para pensar sobre “algo”, tantas como los años que cumplo dentro de pocos días. Treinta… Me parecen una amenaza (no las bragas; los años, la cifra). Treinta y debería tener algo en claro, se supone. Treinta y debería cotizar. Debería tener un hijo o, me sean propicias hoy o no las circunstancias, al menos tener las ganas de tenerlo, algún día… Treinta y sigo siendo una mujer sola, las veinticuatro horas, los doce meses
Nada de esto lo digo con autocompasión o derrotismo. No hay decepción, creedme, simplemente me formulo la pregunta: “Y si hubiera ropa interior de otra persona tendida junto a la mía… ¿Cómo sería esa ropa?”
(…“Slips Blancos”… Tal vez eso pueda darme para una novela……)
Josefina Carbajo Díaz